jueves, 26 de julio de 2012

RETAZOS DEL AYER III : LA GONDOLA EDUCATIVA

                 
 
                 
Cuando el pasado aparece en el presente, los recuerdos son vida que se fue y que nunca volverá, este es un Retazo del Ayer muy lejano.
EL amanecer se presentaba un poco frió, era un lunes ocho del mes de Julio, mes patrio, las oscuras nubes opacaban los primeros rayos de sol, que tímidamente asomaban por el este, mientras enormes bandadas de aves cruzaban majestuosamente el cielo en busca de su sustento diario, era el plácido y alegre saludo de la naturaleza al nuevo día que llegaba,  en nuestro pueblo Mallares, ya las luces de los mecheros en cada casa  se apagaban por que el claroscuro del amanecer se iba disipando, el panadero Pedro Cruz ya recorría su pan calientito y con su acostumbrada chispa de alegría vendía a sus vecinos y amigos,   en la mayoría de las casas había movimiento, la mayoría de hombres trabajaban en la Cooperativa Agraria de Producción Mallares N-157, las mujeres de los trabajadores se levantaban temprano a preparar el desayuno de sus esposos y de sus hijos que viajaban a Sullana a estudiar, porque era importante que los muchachos estudien y si es en el pueblo mucho mejor, y en Mallares no había secundaria solo existía la Escuela Fiscalizada Mixta N-65, estos jóvenes estudiantes viajaban a diario a Sullana y lo hacían en la góndola del señor Juan Ricardo Atoche Medina, esta góndola era amarilla con algunos adornos rojos en los costados y techo también rojo tenía dos puertas delanteras y una posterior, a los costados se leía SULLANA-MALLARES-SULLANA-ANEXOS,   estaba preparada para llevar 38 pasajeros, eran cinco filas de bancas, las cuales eran tapizadas de un color rojizo con una baranda en la parte superior de cada banca  y en el espacio vacío que quedaba en el centro se acomodaba un banquito de madera, lo que permitía que entren seis pasajeros debidamente sentados, en la última fila eran dos bancos de madera y por lo general era el espacio más apretado del carro, en la parte delantera de la góndola tenía dos luna parabrisas, separadas una a cada lado, el asiento del chofer, era mullido y cómodo al lado también había una banca  donde podían viajar debidamente sentados dos pasajeros, en la parte alta delantera un letrero que decía ROSANNA, en el interior dos frases interesantes encima de las luna parabrisa  llamaban la atención; “Tu respeto y cultura demuéstrala al viajar en este carro” y el otro letrero decía “Los niños mayores de cinco años pagan su pasaje”, tenía unas ventanas corredizas a cada lado, además estaba una imagen del Señor de los Milagros y en el reverso la Virgen de la Nube, así también una “U” roja en fondo amarillo, ya que el chofer y dueño de la góndola era un hincha acérrimo de Universitario de Deportes, Club que sacaba la cara por el futbol peruano, incluso tenía un cuadro enmarcado enorme de este equipo en su casa, delante del asiento del chofer a la altura de cabeza estaba el espejo, era semiovalado y desde aquí se podía ver todo lo que sucedía en la góndola,  a las seis de la mañana y minutos , salía hacia la cancha vieja la góndola a recoger los alumnos que viajaban a Sullana, bajaba tocando su claxon insistentemente apurando y previniendo a los alumnos que se preparen, el chofer el señor Ricardo Atoche tenía como chulillo  a Melquiades Arambulo entre risas y recomendaciones a su cobrador bajaba hasta la cancha vieja y ya los estudiantes lo estaban esperando, aquí subían Sebastián Canova, Luis Suarez, César Canova, Práxedes Siancas, Marina Siancas, estos alumnos buscaban los mejores lugares para sentarse, luego subía la góndola y se  estacionaba en la plaza, aquí ya lo estaban esperando otro alumnos, Francisco Ipanaque, Agustín Ipanaque, Luciano Burgos, Teodoro Panta, Corky Atoche, Pheme Atoche, Vilda Atoche, Cary Atoche, Rony Atoche, todos ellos hijos del Sr, Ricardo Atoche, dueño de la góndola, y de la señora Irene Jiménez, esposa del  señor Ricardo,  Nicanor  Castro, Pascual Silva, Mercedes Burgos, la algarabía de los jóvenes estudiantes era contagiante, de cada comentario que se hacía, salían las risas a raudales, luego la góndola seguía su ruta y se detenía a la altura de la  casa del Sr. Medardo Nole, un respetado señor jefe de la Sección Taller de la Cooperativa, aquí subía otro grupo de alumnos, Ronald Nole, José Nole, Conrado Atoche, Emigdia Mauricio, Benito Socola , Mario Socola, Agustín Zapata, Elsa Zapata, Valentín Zapata, de inmediato la góndola con su preciosa carga de estudiantes llegaba hasta la casa de Jesús Mena, que estaba bajando por el lado derecho de la escuela fiscalizada, aquí subían tres niños Paul Mena, Cesar Mena, Marcela Mena, estos niños bien formalitos, casi no conversaban con nadie del resto de colegiales, luego la góndola subía y avanzaba por la avenida principal, pasando la casa de los Socola se podía aprecia la inmensidad de los campos de la cooperativa Mallares, el algodonal, los cocoteros, los frutales de la huerta, allí también quedaba la cancha del Unión, luego llegaba  hasta  al Tambo, aquí subía otro grupo de alumnos: Marciano Valladares, Elber Dioses, Pedro Mena, Francisco Valladares, luego la góndola avanzaba hasta el Rimarky, Teodoro Atoche, Santos Atoche, Ernesto Atoche, subían y se acomodaban lo mejor que podían, porque los asientos ya estaban casi ocupados todos, pero la alegría y el contento era general el comentario principal era la final del Mundial Alemania 74, que la gano la selección alemana por 2 a 1 en un dramático partido se impuso a la fuerza del juego total de Holanda, la famosa naranja mecánica que con Johan Cruyff a la cabeza no pudo detener la ofensiva alemana  que siendo anfitrión Campeono por segunda vez en su historia, y el otro tema de conversación era la derrota de Brasil a manos de Polonia por 1 a 0 , la mayoría de alumnos comentaban los partidos muy a pesar de que en Mallares eran pocos los televisores que habían, la góndola seguía avanzando y llenándose en la bajada de Oscar Silva subió Ernestina Herrera  y Miguel, hijo de la señora Reyna Luisa Ruiz, bajo la góndola  hasta llegar a la pista donde otro grupo de alumnos esperaba y subían, se acomodaban entre “arrímate, dame sitio, allí si entro, ponte bonito” que eran los términos más usados para acomodarse,  aquí subían alumnos de la Golondrina, Teodoro Floreano, Blanca Costi, Magdalena Palacios, de Samán, Alexander Carrillo, Feliciano Castillo, Isabel Castillo, Esperanza Escobar y su hermana, luego la góndola paraba a la altura de “pajarito”, aquí subía Jenner Jiménez, Pedro Jiménez,  Segundo Rosillo, Errol Rosillo, Maruja Jiménez, ya en la pista la góndola paraba en el puente Samán, donde subían Luis Calle Garcés, Mary Calle Garcés, todos los alumnos usaban el uniforme único, que consistía en blusa blanca, falda gris, con tirantes grises en forma de “H” en el pecho y cruzada por la espalda, medias grises y zapatos negros TEDDY, este era el uniforme de las alumnas y los alumnos era pantalón gris, camisa blanca y zapatos negros también TEDDY, los cursos que antes llevaban los alumnos eran matemáticas, castellano, historia del Perú, geografía, botánica, música, dibujo, religión, ingles, psicología, estadística, cívica, zoología, niño y la salud, historia universal, educación física,  con la reforma educativa cambio a ciencia sociales, ciencias naturales, educación por el arte, historia del Perú y el mundo, lengua y literatura, orientación y bienestar del educando, OBE,  cada alumno con su insignia en el pecho que los distinguía de otros colegios, en realidad hasta aquí la góndola iba repleta de alumnos, la hora avanzaba lentamente y en ese subir de alumnos ya eran las seis y treinta de la mañana, antes de pasar el puente de Samán estaban las oficinas viejas, donde antaño les pagaban a los trabajadores cuando pertenecían a la Negociación Agrícola Mallares N- 67, pasando la góndola el puente de Samán,  una estructura muy antigua que se construyo cuando se hizo la Carretera Panamericana, por este puente discurría la quebrada de Samán, que era un pequeño chorro de agua que al pasar por el puente se formaba un enorme lago resplandeciente y hondo porque algunos señores pescaban con sus anzuelos los peces que abundaban en este lago, cerca de la quebrada estaba el cerro más alto “el Mirador” y en la parte plana unos inmensos pastizales donde muchas reses de la cooperativa, pastaban acompañadas de algunas aves que revoleteaban cerca,  al lado izquierdo  habían unos altos cocoteros y a esa hora ya estaban los trepadores preparándose a subir a bajar las palmas y los cocos que los comerciantes de cocos compraban a los socios de la cooperativa, antes Hacienda Mallares,  pero con la ley de la reforma agraria,  la ley 19716 las tierras se entregaron a los campesinos, a esa altura del camino, Benito Socola leía una revista de karate, Teodoro Atoche repasaba una hoja de estadística, Emigdia Mauricio y Meche Burgos conversaban de la Fanny Purizaca que era la profesora de matemáticas y era especialista en jalar las patillas, algunos ojeaban sus cuadernos y se hacían bromas, también habían caras de preocupación pues estaba por terminar el Bimestre y era época de exámenes, luego vacaciones de medio año,  avanzaba la  góndola y pasaba por el patio de la sección Segunda, cerca del patio estaba el aterrizaje, un largo camino recto de aproximadamente mil metro que permitía que los aviones aterricen cuando llegaban a fumigar los campos de la Cooperativa, por ser época apropiada estaba en plena paña de algodón, desde la madrugada los pañadores estaban metidos en el campo para avanzar, ya que luego el impresionante sol los obligaba a  bajar el ritmo, en la góndola el bullicio y risa de los alumnos era total, a no ser que el chofer, el Sr. Juan Ricardo, levante la cabeza y por el espejo le clave la mirada al que mas bulla estaba haciendo y entonces el silencio era automático,  la mayoría de alumnos ya estaban en el segundo trimestre, algunos estaban ensayando para el desfile patrio que sería sin duda el 29 de julio, además con esto de la Reforma Educativa, donde ya no tenias que recitar la tarea así como estaba en el libro sino con tus propias palabras , la educación se había simplificado un poco, en matemáticas la teoría de conjuntos volvía locos a los alumnos pero era un paso importante para aprender ecuaciones y teoremas en los años más avanzados, la góndola seguía avanzando, hasta aquí ya Melquiades Arambulo, había cobrado el pasaje a todos los alumnos, mientras pasábamos por el algodonal de la Segunda, al lado izquierdo de la Segunda estaba el campo del Ministerio, le llamaban así  porque era un campo de experimentación de futuros sembríos, pasábamos el desvió de la Quinta, otra sección de la cooperativa donde también se sembraba algodón y llegamos a Mallaritos, otro caserío que estaba ubicado a ambos lados de la pista, los comentarios de los alumnos era que unos muchachos de este caserío iban a Mallares a tomar  los días domingos y se quedaban hasta el amanecer del lunes, algunos de los alumnos repasaban sus tareas, pero la mayoría conversaba animadamente y la risa como fondo musical no dejaba de estar presente en cada comentario, la góndola seguía avanzando y pasábamos Marcavelica, este es un distrito de la provincia de Sullana, a ambos lados de la pista se veían grandes corrales donde se criaban cantidad de reses, un canal acompañaba a la pista por los contornos de los corrales, luego estaba la comisaria de la Guardia Civil, casi siempre un guardia estaba en la parte de afuera, los comentarios de los alumnos estaban dirigidos a la música, que Camilo Sesto había sacado otra canción “Quieres ser mi amante”, ya su tema de alboroto “Fresa salvaje”, se escuchaba en todos los radios, Los Beta 5, con “La tierra de mis amores”, Los Destellos de Enrique Delgado, con “Elsa”, “Luchita”, Los Mirlos, con “Amor loco amor”, “la danza del petrolero”,  Los Pakines con su “Caramelo de menta”, “Amor de fantasía”, Tormenta de Argentina con su “Brindo por ti y por mi”, Los Átomos de Chile con “Morir un poco” eran las diversas conversaciones que se mantenían en la góndola, que ajena a cuanto de decía y se hacía en su interior volaba a la ciudad de Sullana con sus pasajeros en este caso con sus alumnos ,  luego se pasaba por la parte posterior del puesto de control de la Guardia Civil, se llegaba a un grifo donde casi siempre estaban unos enormes tráileres, mas adelante cerca al puente “Isaías Garrido”, mas conocido como el puente viejo, también había otro grifo mas pequeño, el grifo Ávila, al frente de este grifo estaban los juegos recreativos del parque Marcavelica, el subí-baja, los columpios, la resbaladora, las barras, el pozo,  este parque estaba en la parte baja, luego estaba el puente en sí, una enorme estructura de metal, que soportaba el paso de los vehículos que a diario transitaban por la carretera panamericana , el puente era de un solo sentido, un viejo semáforo que casi siempre se descomponía, marcaba el paso de los vehículos, debajo del puente el veleidoso Rio Chira, corría lento llevando sus aguas por su cauce hasta el mar, unos sembríos de camote, frejol de palo y maíz se veían en sus anchas playas, a ambos lados de las orillas unos hombres pescaban con anzuelos algunos peces que abundaban en el río, luego la góndola una vez que pasaba el puente, según la hora o se iba hacia la derecha y llegaba hasta el colegio Santa Úrsula y dejaba a los  Mena y tomaba la calle San Martin hasta la calle Lima y dejaba a otros alumnos a la altura de la botica Santa Rosa o en caso contrario se iba por la izquierda del puente o por el malecón  donde se pasaba por donde había una peaña y algunos tiraba algunas monedas como señal de respeto hacia el finado, llegaba la góndola hasta la calle Bolívar pasaba por el diario El Norte, dejaba algunas alumnas  y se dirigía hasta el colegio Santa Úrsula, subía por la calle Bolívar pasaba por la plazuela Miguel Checa, por el Hospital de Sullana, la morgue, bajaba por las casas de los militares, pasaba por el colegio Santa Rosa llegaba al colegio Santa Úrsula dejaba los alumnos y   luego regresaba por la calle San Martin y se iba por la calle Lima pasaba por la clínica Zegarra hasta la Avenida José de Lama, aquí se quedaba otro grupo de alumnos a la altura del colegio José Cardo, seguía avanzando la góndola y llegaba a la calle dos a la izquierda estaba la plaza Huamán de los Heros, al frente el estadio municipal de Sullana,  tomaba hacia la derecha y pasaba el anexo del mercado modelo, ya se veía el intenso trajinar de los vendedores que estaban acomodando su mercadería y también el avance incontenible de los alumnos en grupos a sus diferentes colegios, pasaba la calle Piura y se estacionaba la góndola en su paradero a dejar al resto de alumnos, estos una vez que bajaban salían raudos a sus colegios, porque había un auxiliar que era la muerte y si llegaban tarde no los dejaba entrar, se quedaban acompañando a “vitamina”, el vendedor de roscas que siempre paraba en la puerta del colegio Salaverry,   viajaban en este turno alumnos de los colegios; GUECAS, Gran Unidad Escolar Carlos Augusto Salaverry, Santa Úrsula, Instituto Nacional de Comercio Nº 36, INIF 48, Instituto Nacional Industrial Femenino Nº 48, Colegio San Juan, el 1041 colegio de primaria, el paradero estaba ubicado en la calle dos frente al hotel Castilla, al costado del paradero unos pequeños kioscos le daban la bienvenida a la góndola,  estos kioscos eran de un fresquero, de un radiotécnico, de un taller de arreglos de maquinas de coser, de un relojero, un sastre, un pasadizo permitía el acceso al mercado modelo, donde habían puestos de zapatería, de venta de ropa, un señor tenía un puesto de servicio  de cocina, juegos de  ollas, platos, jarros, cucharas, tazones, baldes, coladeras, también estaban unas oficinas del mercado, mas al fondo estaban las comideras que vendían ceviche, sopa, arroz con cabrito y tamales, las zapaterías más finas, los chinos, que vendían barato, las tiendas de ropa y de telas como Abelardo Gonzales, a la vuelta estaba el kiosco del que alquilaba revistas, este kiosco era la perdición, porque la mayoría de alumnos, quedaba atrapado leyendo las increíbles historia de Batman y Robín, Superman, Tarzan, Arandu, Kaliman, El Valiente, Juan sin Miedo, Turok, El Llanero Solitario, Corín Tellado, Memin, El intocable, Rod Roggers, El hombre de acero, Zor y los invencibles, y así muchas revistas mas, cerca de allí estaba los ómnibus del EPPO, que salía a Talara, Mancora, El Alto, Órganos, además estaba los ómnibus de El dorado, que salía a Tumbes, todo esto se veía cuando la góndola le daba la vuelta al mercado modelo para ir a estacionarse a su paradero, pero en el primer viaje , y luego se regresaba inmediatamente porque otro grupo de alumnos y pasajeros que hacían sus compras en Sullana ya la estaban esperando, esta góndola y su dueño tuvieron una importancia incomparable en este tiempo,  porque permitió que un pueblo pequeño busque horizontes de sabiduría y esperanza en la ciudad, y que mejor que un enjambre de jóvenes que ansiosos por saber y aprender, viajaran diariamente , la lista de todos los que tuvieron la suerte de viajar en esta góndola es inmensa, porque el servicio que hacía era en las mañana y también en el turno de las tardes, pero siempre cumplía su misión de llevar a los alumnos a sus colegios y también de regresarlos a sus casas, y durante todo ese tiempo, nunca se le vio que estuviera malograda, ni siquiera un cambio de llanta, o que le falta agua, este era un servicio de primera de la góndola y de su dueño, su competencia más cercana era la góndola de Benítez, que era de color verde y rojo con una inscripción en la parte delantera que decía MARTHA pero la preferida era la de Ricardo Atoche, la góndola ROSANNA,  la amarillo con techo rojo.       





Autor: Nicanor Castro García


sábado, 21 de abril de 2012

RETAZOS DEL AYER II


RETAZOS DEL AYER II

El tiempo esconde entre sus pliegues hermosos recuerdos, solo hace falta abrirlos a la luz y saber que un día fueron vivencias y que allí estuvieron.

Ubicados en el año 1968 entre los últimos días de abril y los primeros de mayo, en nuestro querido Mallares, se vivían tiempos de fiesta, la festividad de la Santísima Cruz Tres de Mayo, ya se habían repartido los programas de fiesta que eran en cuatro hojas medianas donde en la primera hoja o carátula estaba impresa la Santísima Cruz, al reverso las palabras de la comisión organizadora, en las siguientes hojas ya estaban todas las actividades que se iban a realizar, la llegada de los castilleros, el albazo, la misa, la procesión, los partidos, las peleas de gallos, la retreta, todo estaba programado hasta el ultimo detalle.

Desde el amanecer del día jueves comenzaba los preparativos, las personas encargadas de poner los arcos buscaban las cañas de guayaquil mas largas para adornar su arco que era por donde tenía que pasar la procesión, a eso de las seis de la mañana la góndola de ROXANA, hacia sonar su claxon despertando a los alumnos que estudiaban en Sullana y que viajaban consecutivamente en este carro, porque también estaba la góndola de Benítez, que se llamaba “MARTHA” pero este carro salía un poquito mas tarde y aquí viajaban estudiantes y comerciantes, los que iban a Sullana a comprar las carne, el pescado, cuando estos carros salían a Sullana pasaban por los corrales de ganado que habían en Marcavelica, por el puesto policial y se entraba a Sullana por el puente viejo donde quedaba el malecón en el cual antes de llegar a la entrada había una piaña de un difunto al que siempre se le lanzaba por las ventanas del carro una moneda eso era tradicional, en ese amanecer ya la gente compraba su pan en la panadería de Pedro Cruz, mas conocido como “cochinillo”, los alumnos que estudiaban en la Escuela Fiscalizada Mixta N 65, salían en su burrito a llenar los barriles de agua ya sea en la acequia chiquita, la acequia grande o las flores coloradas antes de irse al colegio, para esto ya todos comentaba de la fiesta, que iban a venir tal equipo, que el castillo seria de tantos cuerpos, que la banda vendría de Catacaos, era comentarios dispersos, por cierto se estudiaba mañana y tarde, y aquí estaba lo curioso pues los alumnos a la salida del colegio se venían por la plaza porque ya habían llegado los castilleros, y la pregunta era ¿ por esos papeles pasa la candela?, los niños inquietos preguntaban a los castilleros infinidad de cosas y estos señores algunas veces contestaban con sonrisas y en otras se molestaban y los correteaban, una de las personas que
se hizo característico en el pueblo era el carnicero Hugo así como el pescador Torres, eran personajes que con su trabajo cotidiano servían al pueblo y vivían del pueblo, y el día jueves transcurría lentamente los alumnos siempre llegaban a fastidiar a los castilleros y estos seguían con su trabajo ya le empezaban a dar forma a los cuerpos del castillo, la plaza era en este tiempo un cuadrado grande de tierra no había veredas ni adornos solo el cuadrado de las casas con varios callejones que después la misma necesidad de hacer casas hizo que esos callejones se cerraran, los muchachos cuando salían del colegio jugaban su partido de fútbol con pelotas de plástico o de caucho, y que a veces terminaba en algún techo o si no entre las manos del zapatero don Toribio que no le gustaba para nada el fútbol, pues siempre renegaba de los que jugaban, hay que resaltar que los equipos que participarían de la tarde deportiva de la festividad, se entrenaban duro y parejo, el Estrella Roja en la cancha vieja, el Unión Mallares en su cancha que tenia poco tiempo de haberla hecho. En la plaza existían dos tiendas mas sobresalientes, la de Marcelo y la de Juan Atoche, estos señores se disputaban la clientela cada día y la gente escogía donde comprar porque según el humor de los tenderos te daban la yapa, que casi siempre era una perita o un monterrico, las otras tiendas que sobresalían era la de la Reina Luisa y la de Don Juan Hortensio, donde la vendedora era la Alcira, por las noches la población se alumbraba con lámparas o mecheros, que eran unos tarros grandes con una mecha de trapo, en el tarro se llenaba de kerosene y el trapo se prendía, había que saber escoger la tela para que de una buena luz de lo contrario rápido se quemaba y había que estar sacándole mecha a cada rato, las personas que mas o menos tenían se podían dar el lujo de tener una caperuza o petromax, que era un alampara especial daba una luz blanca y trabajaba en base a una combustión de aire y kerosene, la oscuridad reinaba por las noches pero eran tiempos de tranquilidad no había temor de robos ni asaltos, se podía dormir hasta con las puertas abiertas y no pasaba nada.

El amanecer del día viernes era casi similar al anterior, la misma rutina ya en todo el pueblo en los lugares escogidos se veían los arcos parados por donde tenia que pasar la procesión, los trabajadores salían a sus secciones a trabajar, por todo el pueblo se vivían momentos de tranquilidad, los organizadores de la festividad hacían los preparativos respectivos para que no falle nada, desde este día comenzaban a recoger los óbolos voluntarios que se establecían en las reuniones, los castilleros que no podían ser otros que los Lachira, famosos en todo el norte por su arte en confeccionar castillos de diversos estilos y forma, también empezaban a llegar las vivanderas, la Sra. Clementina, que se ubicaba frente a la casa de Nazario Silva, dueño de un gran camión de un color plomo, pero con un corazón lleno de bondad por que les permitía a los muchachos ir a llenar agua en él, el famoso chirriolas con sus dulces exquisitos y siempre se ubicaba frente a la casa de la Tiota, una Sra. que se hacia querer de todo el mundo pues era bien locuaz y alegre con una vitalidad envidiable, el resto del día era el mismo los muchachos que regresaban del colegio llegaban a fastidiar a los castilleros, y se le hacia fácil porque se bajaban del colegio a la carrera y subían por el costado derecho de la iglesia, donde quedaba la casa de Manuel Atoche, mas conocido como “pulga”, frente a esta casa había una explanada inmensa que a veces hasta los circos se ubicaban en ella, por la falda de este cerro subían las cabras de la abuela Aurora Lozada, pues tenia una cantidad inmensa de ganado caprino y bovino y era bien conocida porque era madre de los Luna, unos señores bien respetados por todos en el pueblo, y así transcurría el día viernes, con su monotonía de siempre pero con la firme esperanza de que el día sábado sería diferente, y así después de una noche para algunos larga para otros corta pasaba el día viernes y amanecía el día sábado, desde que el sol aparecía por el mirador el mirador era un cerro bien alto que estaba ubicado frente al puente Saman y la cantidad enorme de aves que volaban por un inmenso cielo azul, buscando sus lugares por donde empezar a trinar y a picotear, se amanecía con el estruendo de los veintiún camaretazos y el repique de campanas, era día de fiesta y la mayoría de la gente estaba alegre, era la novedad de la fiesta, a eso de las ocho de la mañana llegaba la regadora de la huerta, la gardener, que era un tractor con una cisterna pequeña que tenia unas mangueras que lanzaban chorros de agua a una presión impresionante, con decir que limpiaban hasta el techo de la iglesia por la parte exterior y tumbaban hasta los nidos de las golondrinas que allí hacían, los famosos “olleros” , y luego la regadora mojaba toda la plaza y las principales calles por donde pasaría la procesión, la gente del pueblo viajaba a Sullana a comprar sus “comidas”, los colegiales se iban a terminar sus clases en la mañana porque por las tardes tenían el catecismo, los trabajadores cuando regresaban de su trabajo ya venían con su pago, de las oficinas viejas porque allí les pagaban, ya el ambiente de fiesta era total, llegaban los riferos y la gran novedad era la llegada de la banda Santa Cecilia de Catacaos, la mejor banda del norte, una vez que se organizaban donde guardarían sus instrumentos se dirigían a la iglesia, aquí tocaban su saludo a la Santísima Cruz, patrona de la festividad, y luego se ubicaban en la parte exterior de la iglesia y también tocaban algo de su repertorio para gusto de los oyentes que siempre estaban cerca, después se dirigían a la casa del Presidente el señor Tomas Mendoza, a cenar y también aquí se dejaban escuchar, preparándose luego para el paseo de antorchas, por las inmediaciones del pueblo, según el programa previsto la misa seria a las ocho de la noche, para esto ya estaba destinado el Sr. Lalo en la camioneta celeste Chevrolet, el encargado de ir a traer al cura a la ciudad de Sullana, y también de ir a dejarlo, todo esto a solicitud de los organizadores ante el patrón de la hacienda, el hermoso castillo de cinco cuerpos ocupaba el centro de la plaza y de cada lado del castillo salían unas cuerdas que llegaban hasta las casas y en cada cuerda había un avión, tipo antorcha, en la parte mas alta del castillo estaba la “paloma”, una redondela de carrizo que seria la que pondría fin al castillo, era la sensación del castillo ya que la mayoría de los jóvenes buscaban la manera de hacerse de la “paloma” como un trofeo de la festividad, cuando llegaba el cura se empezaba la misa, mucha gente en la iglesia y también en las inmediaciones, los riferos hacían que la fiesta pareciera una feria, la mayoría se alumbraba con lámparas petromax, las banda por momentos se dejaba escuchar según iba avanzando la misa, hasta que llegaba el momento que terminaba la misa, los castilleros hacían retumbar algunos cuantos “cuetes”, dando la señal de que la misa había terminado, hay que resaltar que los hombres y mujeres se vestían para la ocasión de una manera formal, uan vez que la multitud adoraba comenzaba a salir de la iglesia y se arremolinaba a un costado del castillo y la banda empezaba a tocar su mejor repertorio, era la retreta, las parejas salían a bailar con total normalidad, muchachos, adultos y mayores no importaba la edad, la música era para todos, la poca luz que había hacia parecer que el baile era enana penumbra completa, cual si fuera una discoteca al aire libre, las personas que no participaban de la retreta daban vueltas alrededor de la plaza o en todo caso se acercaban a los puestos de venta que había y se sentaban a tomar su café con sus chifles o el rico hornado que preparaban para esta ocasión, los mas chicos se acercaban a jugar los juegos de azar, como el chulo chulo, que era un juego donde había una serie de dibujos de diferentes animales y el que jugaba tenia que apostar a uno de ellos y si salía esta carta ganabas lo que marcaba la ganancia y se perdía si salía “diablo”, otro juego era adivinar una de las tres cartas que te ponían en la mesa y casi siempre perdías, la chica y la grande, que era un juego de dados donde si marcabas menos de seis era la chica y si marcabas mas de seis era la grande, eran los juegos as preferidos, también estaba la ensartadita, que era un juego donde habían unas cajitas cuadradas tiradas en una alfombra verde y uno tenia que ensartar en una cajita unos aros de plástico y si acertabas te llevabas el premio que marcaba, también llegaba “el chino”, que era el que daba las películas en la parte posterior del club del Unión Mallares, las películas mas preferidas eran las mexicanas u aunque eran en blanco y negro, el publico se entusiasmaba de tal manera que siempre asistía aunque halla fiesta, cuando la gente salía del cine llegaban a la plaza en mancha y aparte de hacer sus comentarios sobre la película se dedicaba a jugar los juegos de azar que habían, la banda no dejaba de tocar y las parejas se sucedían en el escenario de tierra donde se realizaba la retreta, en esta feliz simplicidad se vivía con una sencillez admirable, no había el que dirán que estuve bailando con la banda, nada de eso solo se divertía de la manera mas tranquila, esperando que sean las doce para la quema del castillo, en esto si los castilleros eran muy puntuales, la quema del castillo era un acontecimiento muy esperado, empezaba cuando la banda hacia sonar su música  característica un redoble bien marcado que significaba que estaba a punto de iniciar la quema del castillo, unos cuantos “cuetes” para preparar a la gente que también tomara sus precauciones en sus techos, ya que la mayoría eran de totora, y una chispa podría ser peligroso, la reventada de los cartuchos de pólvora era increíble y mas cuando lanzaban al aire las luces de bengala que le ponían claridad a la noche de una manera tan especial, asimismo era una diversión ver los paracaidistas de juguete que alumbraban de noche, con sus luces multicolores iban bajando lentamente y las miradas los seguían hasta que se perdían en la total oscuridad, mientras tanto en la plaza la mecha empezaba a avanzar y el primer cuerpo casi no tenia  tantos artificios pirotécnicos, pero en el segundo cuerpo la plaza se llenaba de luces y humo por la intensa actividad pirotécnica, habían unas redondelas como timones que estaban llenas de cartucho con pólvora que cuando reventaban había que taparse los oídos, en el tercer cuerpo entraban a tallar las cuerdas que se habían puesto y los aviones salían disparados echando chispas y regresaban asimismo porque aquí los castilleros le ponían arte a su trabajo, pues sabían que un buen trabajo repercutía para que los vuelvan a contratar en el futuro, en el cuarto cuerpo la mecha avanzaba tan lentamente que desesperaba, pero había que esperar la gente no se despegaba para nada del castillo, ensimismados con las luces que iban y venían como un torrente de espectáculo, que pocas veces se veía, unos adornos se descolgaban como si fueran a caer pero era otro de los artificios pirotécnicos, los cuales lanzaban chorros de luces en todas direcciones, hasta que llegaba el quinto cuerpo era el mas esperado pero también el que menos adornos tenía, la mecha una vez mas hacia desesperar, por otra parte la banda tocaba su redoble mas rápido y por fin la “paloma” salía hacia los cielos envuelta en luces y girando a una velocidad increíble, dejando a todos contentos y con esa satisfacción de haber visto uno de los mejores castillos de este tiempo.
Después de la quema del castillo la gente daba por determinado este día de fiesta y se retiraba lentamente, haciendo comentarios de esto o de aquello, los organizadores se quedaban en la iglesia recogiendo las limosnas, acomodando las bancas, mientras los músicos de la banda buscaban su cobijo en el lugar que de antemano ya les habían previsto a su llegada, también los castilleros desarmaban los cuerpos del castillo y en un instante ya no quedaba nada de lo que hacia unos momentos había sido el centro de la gente congregada en la plaza principal de nuestro pueblo, pocos eran los que se atrevían a quedarse tomando después de la quema del castillo, las pocas casas que tenían luces prendidas a esa hora las empezaban a apagar y la plaza quedaba a oscuras con el murmullo que hacían los riferos o las vivanderas que acomodaban su servicio ya eran aproximadamente las dos de la mañana, el silencio envolvía todo lo que antes había sido alegría y luz, a lo lejos se escuchaba el roncar de los motores de los camiones pesados que pasaban por la carretera bajaban velozmente por los cocos de la Golondrina y subían hasta llegar a el cerro cortado y en esa subida se escuchaba clarito el cambio de marchas que hacían, así también alguno que otro perro dejaba escapar sus ladridos lastimeros como diciendo que la vida, después de todo continua.

El amanecer del día domingo era diferente, el estruendo de los veintiún camaretazos, los “cuetes” y el repique de campanas anunciaban el día mas solemne de la festividad, aunque ya el día principal haya pasado, según el calendario el tres de mayo había sido día sábado, la gente se dirigía en mancha al tambo pues aquí se vendía carne de res que el patrón hacia matar para vender a los trabajadores y a un precio módico, cada persona que iba a comprar carne tenia que esperar un buen rato para poder salir porque la parte posterior del tambo se llenaba de gente y cada quien quería salir mas rápido, los vendedores de carne eran Bernardino Dioses y Nicanor Castro, desde temprano eran los responsables de atender al publico, la gente después que compraba su carne se preparaba para ir a la misa de las once de la mañana, aquí era cuando se veía el catolicismo en su mas sana expresión pues las mujeres usaban una túnica de tul transparente que se llamaba basquiña, así también llevaban un rosario y el librito de misa que era infaltable, todos vestidos dignamente con mucha corrección, el respeto hacia las imágenes del templo era sincero y notorio, en los alrededores de la plaza se congregaban los fieles antes y después de la misa, haciendo comentarios diferentes ya hacia el castillo de la noche anterior o hacia los partidos de fútbol que mas tarde se llevarían a cabo en la cancha vieja, o sino comentaban sobre las peleas de gallos que se realizarían en el coliseo de don José Panta, había algunas personas que se distinguían de las demás ya sea por su tradición o por el respeto que emanaban de si mismo tal era el caso del señor Manuel Silva, Paz Ortiz, Juan Atoche, Medardo Nole, Julio Tavara, Federico Vásquez, el señor Crisanto Quezada, Santos Atoche cada quien representaba una forma de respeto, el señor Silva por su majestuosidad en su caballo, el señor Ortiz por la forma como se hacia respetar con su bastón y su cabresto, el señor Juan Atoche por ser dueño de una de las mas surtida tiendas del pueblo y por su góndola, el señor Nole por ser jefe de la Sección Taller y por ser uno de los rezadores mas antiguos del pueblo junto al señor Lorenzo Castillo, mas conocido como “quesito”, el señor Tavara uno de los galleros mas influyentes que dejo las bases para que sigan los pasos los galleros de la actualidad, el señor Vásquez  toda una autoridad mas identificado con los trabajadores que con sus jefes los patrones, el señor Quezada el principal promotor del fútbol en ese tiempo sembrando la semilla de la pasión por el fútbol en muchas personas que hasta hoy tienen la dicha de haber recibido indicaciones y enseñanzas, además dueño de una emisora muy antigua, el señor Atoche un comerciante como pocos, muy estimados y respetado por su formalidad, en fin una serie de señores que tuvieron la dicha de ser personas notables en ese tiempo y que hoy nos hacen falta.

Cuando terminaba la misa la gente se dispersaba algunos se quedaban conversando en la puerta de la iglesia, otros buscaban la sombra de la casa de la Tiota, otros entraban a comprar sus golosinas en la tienda de Marcelo, unos se quedaban en el puesto de Chirriolas, los que se quedaban dentro de la iglesia lo hacían esperando que les digan en que momento saldría la procesión y el resto se iba a casa del presidente porque ahí seria la comilona, también después de la misa se quemaba la pila, que no era sino una redondela de carrizo rellena de surtidores y artificios pirotécnicos que retumbaban con un poder explosivo enorme, la banda tocaba algunas de sus piezas musicales y se dirigía a la casa del presidente, pues luego bajaría a la cancha vieja a animar a los equipos en sus respectivos encuentros deportivos y posteriormente acompañaría a la procesión pero eso iba a ser a las cuatro de la tarde, el sol quemaba con fuerza, en ese entonces lo único que hacia frenar el calor era la rica chicha de jora o la espumosa cerveza Pilsen, que venia en cajas de cartón y en cada cartón doce botellas pero no había cerveza helada, solo caliente, en fin la gente tomaba de acuerdo a sus necesidades y condiciones, pero no con el grado de escándalo y desorden que se presume podía existir, talvez  el mismo hecho de tener obligaciones con un patrón los hacia ser mas mesurados y discretos a la hora de beber.

El fútbol enciende pasiones y eso lo sabían los jugadores y las barras, las cuales llegaban a la cancha con el único afán de alentar a sus equipos hasta las ultimas consecuencias, según el programa el primer partido estaba programado a las dos de la tarde pero la gente llegaba desde mas temprano, aquí el señor Paz Ortiz recorría la cancha con su cabresto o látigo en la mano dando a entender que el iba a poner orden para que nadie se relaje, en la parte de atrás del arco que da al pueblo había una cruz de palo y que hasta hoy existe donde siempre que habían partidos se paraba un señor que le decían “malamaña” al cual le gustaba el trago de manera copiosa, pero era su forma de vida, una vez que lo equipos saltaban a la cancha bien uniformados, con el acompañamiento de la banda de músicos que ya había llegado, el publico los aplaudía un buen rato, los capitanes de cada equipo salían a las tribunas a buscar al arbitro, tenían que escoger entre uno y otro, porque no cualquiera era arbitro, una vez que lo encontraban  lo llevaban al centro de la cancha, el arbitro llamaba a los jugadores y les recomendaba se comportaran bien que solo era un encuentro deportivo y después del cual seguirían siendo amigos, por lo general el primer partido no era de tanto entusiasmo que digamos, el premio si era de tomar en cuenta, se trataba de un bonito trofeo que había sido obsequiado por una persona distinguida y  eso ameritaba que a la hora de ir a recibir el premio, el capitán del equipo ganador la levantara orgulloso y se iba con su barra a festejar el triunfo, a los acordes de una música apropiada  salían los dos equipos, era el segundo partido, en esta oportunidad jugaban el Unión Mallares y la Estrella Roja, eran dos equipos muy poderosos, respetados por su tradición futbolística, antes de que empezara el partido se escuchaba a la distancia los “cuetes” en señal de que se alistaba la salida de la procesión, razón por la cual la banda medio que hacia la apariencia de tocar algo de su repertorio luego se dirigía a la plaza porque ya se aproximaba la salida de la procesión y la banda tenia que estar presente, hasta aquí ya los capitanes habían escogido al arbitro, el cual también llamaba a los jugadores al centro de la cancha y les decía casi lo mismo que en la ve anterior y comenzaba el partido, hay que resaltar el hermoso trofeo que se disputaría en el partido de fondo de la festividad, con un inicio un poco frió se median los equipos hasta que no faltaba una jugada riesgosa y no despertaba la barra y los apostadores, ¡Voy cien a la Estrella! Se escuchaba la voz fuerte y vigorosa de la Sra. Victoria Atoche y la respuesta no se hacia esperar de lado del Unión Mallares, el Sr. Mercedes Luna, el Meche Luna, como le decían los amigos ¡Vamos cien a los amarillos!. Amarillo era el uniforme del Unión, era la respuesta, y así aquellas apuestas que en ese momento eran espontáneas, entraron en la historia, el partido tenia un tramite parejo, una volada de Godofredo el arquero, era aplaudido con estrepitoso aplauso y la burla para la barra contraria y si la atajada era en el otro arco devolvían con la misma moneda, el gol no llegaba la desesperación entre la barra se notaba, el 0-0 no beneficiaba a nadie, terminado el primer tiempo, los equipos se refrescaban y escuchaban las indicaciones de sus entrenadores y salían a jugarse el todo el por el todo en el segundo tiempo, a lo lejos se escuchaba los “cuetes” sonar, era la procesión que ya había salido, los que no eran aficionados al fútbol iban al coliseo de gallos, toda la crema y nata de los galleros se juntaban, venían galleros de la Golondrina, de Saman, de Monteron, este era un espectáculo aparte, volviendo al fútbol, los gritos de las barras eran mas subidos de todo, ¡no te quedes, carajo! ¡Sigue la bola cojudo! ¡Juega bien, oye! ¡Parate m…!, y por fin llegaba el gol, un fuerte remate de terminaba en las mallas del arco del Unión Mallares, el jubilo y la alegría se apoderaba de la barra del Estrella, iban ganando pero poco les duraría, la reacción del Unión era de esperarse y así llegaba el empate, gol del Unión, una empalmada de Chavelo Mauricio y la barra festejaba a todo pulmón, y los que apostaban redoblaban deseos para que se produzca otro gol, la gente estaba contenta porque veía un buen partido y se olvidaba de que eran trabajadores de un dueño, que no tenían libertad como para decidir, esta alegría la sigo mañana, no voy a trabajar, pero no se podía decir ni hacer esto, si faltabas te volaban el dominical y lo peor te suspendían dos o tres días, otro gol del Unión y la alegría se desbordaba, por todo el publico, solo la barra del Estrella estaba silenciosa, faltaba poco tiempo para que termine el partido, ya las gargantas estaban cansadas de gritar, la Sra. Victoria Atoche veía perdida su apuesta y casi en el ultimo momento sucede lo inesperado un jalón que el arbitro no cobra y las barras se le van encima al arbitro, ¡es penal! ¡Que no vez oye! ¡Cobra bien  m…! ¡Tiempo, tiempo!, son los gritos de una barra desesperada unos por ganar y los otros por no perder, según el reglamento el arbitro  s gritos de unabarra desesperada unos por ganar y los otros por no perder, segun ue termine el partidono cobro, y seria bien difícil que lo haga, por lo tanto en vista de tanto reclamo, decide o siguen jugando o terminado el partido, y los últimos minutos se hacen eternos y llega el empate, gol del Estrella, 2-2 y así se acaba este gran partido, los que apostaron se quedaron con las ganas de celebrar con la ganancia, pero en el fútbol no hay lógica, la gente regresa a sus casas, comentando del partido al mas puro estilo de los narradores de fútbol  y así va terminando la festividad de la Santísima Cruz Tres de Mayo, con los partidos de fútbol, los gallos y la procesión.

El día lunes ya era otra cosa los muchachos se iban al colegio y solo hacían comentarios acerca de la fiesta, los trabajadores enrumbaban cada uno a sus secciones a trabajar con total normalidad, una vez mas retomaba la rutina y a esperar que hubiera otra festividad.

Revivir esta secuencias de vida nos adentra en la nostalgia del ayer que fue distinto al actual, quizás la modernización trajo mucho bienestar, pero se llevo consigo mucho de nuestra esencia, se llevo principalmente los valores, aquellos principios elementales de formación personal, el respeto, la cortesía, la humildad, la obediencia, la prudencia y todo aquello que basta para formar un buen ciudadano, hoy embarcados en la nave de la rapidez por ser mejores y vivir mas cómodos, nos servimos mas de la nueva tecnología que nos sumerge en un espiral de libertinaje, pero nos convierte cada día en seres mas egoístas y mas fríos, dispuestos a ver solo nuestro mundo y no el de los demás que a veces es demasiado triste para exponerlo ante todos, nos estamos convirtiendo en maquinas de trabajo sin corazón para las acciones sociales que muchos las necesitan.

Quizás un cambio de mentalidad seria esencial para poder forjar una sociedad distinta con otros rasgos de entendimiento y comprensión hacia los demás pero, eso debe nacer en el interior de cada uno de nosotros buscando que entre todos nos reafirmemos como buenas personas, en el caminar lento hacia el posible progreso con unión y voluntad, y dejando un poco de lado ese criterio inservible de encerrarnos en el titulo de barrios, cuando al fin y al cabo todos somos MALLARES.

Retazos del ayer

RETAZOS DEL AYER


Quizás la memoria  es el mejor camino hacia  el recuerdo y en muchas cosa es prodigiosa y en otras es ingrata.

Nuestro pueblo años atrás tenia una variedad agrícola distinta a la que hay ahora y una geografía también diferente, teníamos una despensa frutícola muy importante que se llamaba la “huerta”, un lugar ganadero que se llamaba el establo, otro lugar destacable era el mirador, además estaban las invernas,  de todo esto solo existe en nuestra memoria su ubicación, porque ya no queda nada.

El mirador era un cerro muy elevado, al cual se le tenía mucho respeto
Porque se creía que estaba encantado, en este cerro solo atinaban a vivir las lagartijas, zorros lechuzas, iguanas los que tenían sus cuevas escondidas entre los matorrales que allí crecían que no eran muchos, pero habían. Desde este mirador se extendían las invernas, una hermosa y apacible mesa verde de hierba fresca, donde solían pastar una o dos mil reses, entre vacas, toros, becerros y terneros, cuando este ganado cruzaba la carretera panamericana se hacían unas largas colas de carros a ambos lados de la pista hasta que pasara la ultima  res, era un espectáculo muy pintoresco ya que ha veces las reses se le iban encima a los carros que se estacionaban, también a este ganado lo acompañaba en su paseo habitual por las invernas un sinnúmero de aves como los chiclones, chilalos, choquecos, garzas, algún que otro negro fino o zoña, estas pequeñas aves contribuian a que el paisaje se vea muy surtido en una bonita mezcla de cuadrúpedos y aves, mención aparte merecen los pastores  quienes eran los responsables del cuidado de las reses, al menos cuando una caía a la quebrada era un trabajo enorme tratar de sacarla ya que la quebrada era un pantano, porque sus aguas habían formado un fango muy movido y resbaladizo, el mirador era un testigo silencioso de las innumerables conversaciones entre los trabajadores, así como también, era testigo de cómo los días sábado después  del pago en las oficinas viejas, donde existía el famoso tópico, el personal se quedaba tomando su chicha al costado del puente de Saman, donde había una especie de potrero y en este lugar se ubicaban las vendedores de chicha aquí  las bromas, la risa eran  una fiesta, los “cachitos” eran las metidas de pata que uno hacia y los demás se burlaban, pero de una manera sana era un compañerismo total, ya que todos defendían a la misma hacienda es decir que todos jalaban para el mismo lado, hay que agregar que en las oficinas viejas estaba el grifo, la balanza, el almacén la garita,  el motor, el taller, que era un encerrado de ladrillo y donde estaban separados los oficios en pequeños cuartos, por ejemplo los carpinteros, que era donde se hacían todos los trabajos de este oficio, la fragua, el taller de los electricistas, la soldadora, el esmeril, los tecles  donde se levantaban los motores de los tractores o camionetas para repararlos, el lavadero, el cuarto del carbón, los pozos de agua para enfriar los motores, el torno, los motores , unos impresionantes motores, que había que impulsar su arranque manualmente con unas barretas muy gruesas y el pito, ese que sonaba cuatro veces al día, y se podía escuchar en casi toda la hacienda, el `pesebre, el molino, pasando la pista al frente de donde esta el complejo educativo estaban los filtros, un poquito mas abajo estaba la resbaladora y desde allí empezaba la carrera de caserinos (casuerinos) que terminaban en el guayabo, al borde del canal que servia para regar el algodón que se sembraba y de donde eran bien notables tres compuertas una casi ala altura de la cancha de gras, otra que era el sifón donde estaba “el hueco” lugar de ensueño para ir a bañar y donde había  una separación el lugar hondo para los mas intrépidos y el lugar menos hondo para los mas miedosos y la otra compuerta estaba a la altura de los Mauricio, en épocas de riego este canal llevaba suficiente agua para regar la sección  Tercera que abarcaba una extensa cantidad de hectáreas, aquí los regadores eran escogidos, entre el personal y el día sábado salían bien gorditos, semana doble de pago, aunque los zancudos los hallan dejado sin dormir todos los días el machaco los hacia andar a las carreras, porque sino  enfaginaban bien, los bordes o los muros se podían abrir y el agua se escapaba.

Era común ver a partir de las dos de la tarde como se desplazaba la gente a bañarse en los canales, los más mayores para asearse pero los más niños  por pura diversión, eran tiempos demasiado hermosos para que durasen tanto y los que los vivimos tenemos la alegría impregnada en nuestra alma por que se vivieron a plenitud, por eso recordarlos es saludable porque nos acerca a una etapa  de la vida que fue muy hermosa y a la vez inolvidable.
El canal separaba por una parte los sembríos de algodón y al otro lado las pequeñas chacras que la gente sembraba para su provecho, en estas pequeñas chacras sembraban fréjol de palo, maíz, zarandaja, haba, chileno, zapallo, yuca, pero pocas plantas grandes.

En el lugar donde hoy esta el complejo educativo era unos  pequeños montículos de tierra y salitre, con alguno que otro árbol y matorrales, al costado estaba la cancha de gras, una de las mejores de toda la zona norte, porque estaba bien cuidada, aquí llegaba a entrenar el club Atlético Grau de Piura, cuando en ese entonces tenía un poderoso equipo de fútbol que participaba en el Campeonato Descentralizado Nacional, por gestiones del los señores Orlando Balarezo y Calixto Romero,  es que llegaba el Grau a Mallares, también en esta cancha se enfrentaban los equipos del Unión Mallares y el Deportivo Mallares, eran unos clásicos a muerte, donde se disputaban hermosos trofeos que servían para engalanar las vitrinas en cada local que estos equipos poseían, además cuando el equipo del Unión Mallares, salía a jugar a otros lugares, Paccha, Buenos Aires de Morropon, Alto Grande, Sojo, Tamarindo, Los Órganos, Talara, Viviate, La Golondrina, Monteron, Saman, Mallaritos, y muchos lugares más, casi siempre regresaba  a las seis de la tarde en los carros de   Roxana y Benítez, la bulla que se hacia era ensordecedora, porque se tocaba los claxon y se golpeaba la carrocería, así como los que se subían al techo de los carros y hacían un escándalo enorme, ya que siempre el equipo ganaba.

Al otro lado del puente estaban los cocales que hasta hoy existen, luego la Sección Segunda, que era una gran extensión de sembrio de algodón, aquí estaba el patio , donde en tiempos de paña de algodón, aquí se escogía  para posteriormente pesarlo, un poco mas adelante quedaba el aterrizaje , una explanada recta que servia para el aterrizaje y despegue de las avionetas que venían a fumigar, ver las avionetas , unos vehículos que solo llegaban una o dos veces al año, constituía una alegría enorme, además estaban las banderas que eran quienes guiaban a los pilotos en su paso por el algodón fumigando, de estas vivencias, solo quedan jirones de recuerdo, cuando alguien quiera revivir todo lo que un día existió en nuestro querido Mallares, acérquese a las amistades y van a revivir ese tiempo de gloria porque cada quien aportara ideas y recuerdos que le toco vivir y así no se perderá nunca la grandeza que tuvo hace años nuestro pueblo, hoy depende de las futuras generaciones recuperar esa grandeza y esa bonanza, solo el estudio y el trabajo, podrán permitir que el nombre de nuestro pueblo permanezca en la memoria de la gente.

Otro de los lugares importantes de recordar es la Sección Huerta aquí se vivió y se tejió parte de la grandeza que tuvo la Hacienda Mallares, posteriormente, Negociación Agrícola Mallares, y al final Cooperativa Agraria de Producción Mallares Limitada · 157, para llegar a la huerta entrabas por las flores coloradas,  que era un árbol cuyas flores cuando florecían eran totalmente rojas,  aquí había una compuerta, pero también el  sitio preferido para ir a sacar agua  en burro cuando                               

llegabas encontrabas seis o siete aguateros que estaban llenando sus barriles de agua, tratando de llenar agua

limpia de la que salía por el puente, esa agua si estaba limpia, porque la que rellenaba todo  el espacio estaba sucia ya sea con lodo o con la suciedad de los burros que allí se hacían, cuando pasabas por el puente de las flores coloradas te encaminabas por un callejón largo que llegaba hasta el guayabo, aquí se bañaban los trabajadores que salían cansados de realizar sus faenas, había una pequeña bajadita y se cruzaba el puente de la quebrada, donde casi siempre  se encontraba alguien pescando alguna mojarra  o muerdepicha, luego llegabas a la caña, aquí en la caña había una carroza de metal tipo carreta que nunca se supo que se hizo,  aquí  al costado del puente también habían invernas, luego había otra bajadita y de allí si enrumbabas a la huerta propiamente dicha, al llegar había una reja de fierro, y si era tiempo de cosecha de fruta había una larga hilera de camiones que estaban esperando turno para que les contaran la fruta, ya sea naranja o palta, la huerta era inmensa y en todo el camino veías fruta a ambos lados ya naranja, o palta o mango  o toronja o la jugosa mandarina y el coco, los lugares favoritos de cosecha eran la arena, el camote, el abrojo, el palto viejo, se pasaba por la fabrica o la vinera, que era el lugar donde se produjo el mejor pisco del Perú en ese tiempo, el vino blanco, otra deliciosa bebida, también estaba la colmena o el anima, son tantos los lugares que tenia la huerta que recordarlos es sumergirse en la melancolía, de la colmena se sacaba una sabrosa miel que era una delicia.

Como seria de beneficiosa la producción de la huerta que  un día de cosecha servia para pagar la semana de mas de quinientos trabajadores, la ventaja primordial de estas frutas, es que eran reconocidas a nivel nacional, por eso es que su valor no decaía, siempre se hablaba de la naranja Mallares o la palta Mallares, solo el cambio de sembrio nos quito, este mercado abierto, porque en un principio se pensó que el algodón seria mas rentable, es por eso que se llegan a tumbar mas de diez mil plantas de naranja, y todo lo que eran plantas grandes, siendo el coco el mudo testigo de los años de gloria que tuvo la sección huerta, al lado derecho de la puerta de entrada a la huerta, había un camino que te llevaba al latiro, hasta el montecito y al río, pasando por la sección cuarta, también habían unos potreros, donde los trabajadores amarraban sus burritos, para que pasten, una de las costumbres de los trabajadores era llevar su limeta o calabazo de chicha, así como la “gata”, que consistía en  los pedazos del resto del desayuno que preparaban las esposas, todo esto lo acomodaban en la alforja chica, porque también había una alforja grande para traer la hierba, el río era un campo libre para sembrar  ya sea camote o maíz, y se sacaban unos hermosos choclos, estas orillas eran apropiadas para la siembra, e cosechaban unos grandes zapallos y hasta yucas,  además cuando cruzabas el río se llegaba a Jibito o Matamoros  allí encontrabas camote barato y las ricas sandias, algunos trabajadores  les gustaba la pesca y el rió era un lugar adecuado o con anzuelo o con tarraya. Cuando regresabas de estos lugares encontrabas a las vendedoras de chicha en el camino y casi siempre apreciabas un “bebe”, eso sí tenias que darte la vuelta hasta las flores coloradas, es decir si ibas en burro, porque sino cortabas por el guayabo, a la derecha de las flores coloradas estaba la Sección Tercera, donde también había un patio que servia para escoger el algodón en tiempos de paña, cerca del patio estaba el ciruelo, una hilera de plantas de ciruela y de higos así como tamarindos, en tiempos de paña de algodón el verdor del campo se transformaba en blanco porque todos los caminos estaban llenos de sacas de algodón, esperando que pase la carreta de los tractores para subir las sacas y llevarlas al patio y casi nunca se perdían, el hacendado traía del Bajo Piura a los pañadores los famosos paisanos, quienes eran tan hábiles pañando,  los cuales hacían sus cuartos de carrizo, estera, cuncun o lo que encontraran a la mano, lo cierto es que ellos hacían sus cuartos, para dormir y comer, pero baño sí nunca hacían por eso cuando se iban a su tierra natal es decir cuando terminaba la campaña dejaban tan abonado el terreno que no se necesitaba las piaras con abono del establo, las piaras eran las que se encargaban de reclutar el estiércol de corral de las vacas , llenarlo y repartirlo por toda la hacienda, para fortalecer las plantaciones con abono natural y puro, sin ningún tipo de química, del patio de la tercera hacia los cerros se encontraba el castillo una construcción de puro fierro, que supuestamente era para extraer petróleo, basados en el salitre existente en esa zona, pero el proyecto quedo en nada.

Otro lugar importante en la historia de Mallares, es el establo aquí había una población  activa de vacas lecheras, que diariamente reportaban un promedio de tres mil litros de leche, distribuidas organizadamente en pabellones, paridas, preñadas, producción, enfermas, en celo,  lo que permitía un control estricto en cuanto a su producción y su alimentación, era una especie de cuartel ver a los ordeñadores entrar a trabajar a las cuatro o cinco de la mañana en un ajetreo interminable, entrar a los corrales con la manea lista para atrapar las dos pata posteriores de las vacas y estas tan sumisas se dejaban ordeñar, tenían una pericia única para ir llenando los porongos de leche los mismos que después de medirlos iban a dar a la congeladora, a la cual le entraban un promedio de tres mil litros de leche, así mismo habían unos almacenes grandes que parecían hangares, donde se guardaba el forraje,  la melaza, el sorgo y la sal, unos grandes trozos de sal para que las reses  laman y les dé sed, además estaban, los sementales, unos hermosos toros con un peso  impresionante, que eran ganadores de cuanta feria ganadera hubiera y se traían unos grandes trofeos que adornaba las oficina, por la parte de atrás del establo , había un hueco que servia para quemar las reses que se enfermaban del carbunco o la fiebre aftosa, ahora se llama ántrax,  la venta de la leche se hacia en las mañanas, pero en las tardes salía un tractor con su carreta a vender a los trabajadores a un precio  muy inferior al que se vendía habitualmente.
 
Este Mallares que se fue, no tenia comparación con ningún lugar de los alrededores, es por ello que los Romero lo cuidaban y lo querían tanto, que cuando fue la expropiación de las tierras por la ley de la Reforma Agraria la intención de don Calixto Romero era quedarse con Mallares, pero no se lo permitieron, en ese tiempo ya había un proyecto de dotar de agua potable a Mallares, de ahí es que instalan el tanque elevado, frente a la Escuela Fiscalizada Mixta N- 65, aunque después los alumnos y la gente lo lleno de piedras.

Solo espero que la gloria de Mallares no se pierda, que seamos capaces de seguir avanzando por el camino del desarrollo  y el progreso,  ya es tiempo de un cambio en nuestra mentalidad, desechando el conformismo y estableciendo como meta la mejora social de todos, no solo de aquellos que hoy tienen un lugar de producción, sin escondernos en el nivel del egoísmo, porque, cuantas veces sí podemos y cuantas veces no lo hacemos, cuantos lugares se quedan sin mencionar y a algunos no les gustara pero es mi intención llevar una pequeña muestra de ese ayer que vivió con nosotros, que no fue malo, pero pudo ser mejor, Mallares, es el corazón del Valle del Chira, debería estar en un nivel mas alturado solo depende de su gente, que estos Retazos del Ayer tal vez  sirvan para empezar a  ser un poquito mejores.